Afilar cuchillos
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Aunque parece una tarea difícil, es en realidad muy simple, aunque con sinceridad hay que decir que se le tiene que coger un poco el tranquillo, para darle la inclinación apropiada al cuchillo. Pero esto sólo se logra con experiencia, pero no mucha, en realidad se logra enseguida, porque aunque la primera vez no le demos la correcta, te aseguro que el cuchillo cortará mucho mejor, cosa que ya es importante.
Primero debemos disponer de una piedra de afilar, se venden en cualquier ferretería y no son caras y duran mucho. Yo recomiendo comprarla cuadrada y con dos caras de distinto grano, uno más grueso para afilar y otro más fino para asentar el filo. Las piedras para usarlas deben estar húmedas, por lo que quedan dos opciones, una la ponemos en agua unos 15 minutos antes de utilizarla, o como yo hago las tengo siempre en agua metidas en un bote, y así siempre están listas.
Colocamos la piedra encima de un trapo de cocina o de algún material, como un trozo de cámara de bicicleta, que impida que se deslice la piedra. Hecho esto colocamos el cuchillo como indica la foto, como si fuesemos a sacar una lasca a la piedra, es decir froteremos el cuchillo contra la piedra en contra del filo, como si quisieramos cortarle una loncha fina.
Aquí es donde interviene la inclinación, no os preocupeis demasiado por ello las primeras veces, ya saldrá bien, la intuición la pondrá bien. Si afilaramos a favor del filo sólo se consigue que se forme una rebaba en el filo del cuchillo que no cortaría nada; por eso es muy importante afilar en contra del filo, como indica la foto. ¡Ah! hay que apretar un poco el cuchillo, por eso es importante utilizar una base para la piedra que no se deslize. Un trozo de cámara es estupendo. Y empezamos por la parte más rugosa de la piedra.
Como no tendremos una piedra de afilar que sea igual de ancha que el cuchillo, sobretodo si es como el de la foto, un cebollero. Pues lo iremos haciendo en tramos, tantos como necesite el tamaño del cuchillo, como se indica en la foto.
Bien ahora viene lo importante, frotaremos cada tramo del cuchillo cinco veces, hasta terminar los tramos de ese lado, luego daremos la vuelta al cuchillo y lo haremos igual con la otra parte del filo del cuchillo, es decir cinco veces por tramo, hasta llegar al final del cuchillo. Veamos si ha quedado claro, tenemos el cuchillo en tramo 1, pues frotamos contra la piedra cinco veces, pasamos al tramo 2 y lo frotamos otras cinco veces, y así hasta el tramo 5. Damos la vuelta al cuchillo y hacemos lo mismo. Después repetiremos el proceso pero lo frotaremos sólo cuatro veces por cada cara, luego empezamos de nuevo pero con tres veces, la siguiente vuelta dos veces, hasta frotarlo una sola vez por tramo y cara.
Afilando el otro lado del filo del cuchillo.
Hecho esto damos la vuelta a la piedra, es decir la ponemos por el lado fino y comenzamos de nuevo el proceso, pero empezaremos por frotarla tres veces, luego dos y por fin una vez por tramo y cara y aflojando la presión que se ejerce contra la piedra en cada pase; siendo el último como una caricia contra la piedra. Si todo se ha hecho con paciencia y como he indicado, tendremos el cuchillo afilado.
Esto es válido para cuchillos sin mellas, en buen estado, como se deben tener los cuchillos. Para que el afilado nos dure, hay que tener en cuenta que cada vez que se use el cuchillo, NO se le pasa el fregón, si no que se limpia con agua y se seca con el trapo, SIN estropajos. Y lo secamos con papel de cocina. Así tendremos un cuchillo limpio y afilado, no dejar secar los restos en el cuchillo, usar y limpiar y así. Para el mantenimiento del afilado podemos usar la chaira, sigue este enlace para saber más sobre cuchillos y corte.
Os dejo también un vídeo explicativo:
Afilar cuchillos