Restaurante El alma del genio
Restaurante El Alma del Genio (Badajoz).
Calle Bartolomé J. Gallardo, 6. 06001 Badajoz, España.
A la carta
Entrante obsequio de la casa: Ceviche Yarukahua.
- Ceviche bien marinado. Con el cítrico justo y un toque picante que lo hace delicioso.
Entrante: Ensalada de langosta con salsa de ostras.
- Para empezar una decoración de los años 60. Después la langosta muy pasada estando dura y seca. Rúcula, lechuga, tomate y un sin fin de frutas tropicales (Kiwi, carambola, ...), parecía una mezcla sin sentido de verduras y frutas. Y lo más inexplicable de todo, la cola estaba rellena de una ensaladilla de frutos rojos. Desastroso.
Entrante: Croquetas imperio de los sentidos.
- Ocho croquetas con cuatro sabores distintos, carne, marisco, bacalao y chorizo. Buenas todas, sobretodo la de bacalao. Ricas y cremosas, sin sabores estridentes la de chorizo. Pero volvemos a la decoración del plato: ¿Regalaban la rúcula ese día?, ¿A qué tanta verdura debajo? Y el incomprensible centro de esa salsera llena de la ya horrorosa ensaladilla de frutos rojos con la que nos habían destrozado la ensalada de langosta ¿A qué viene estropear lo que estaba bueno? Si vamos a poner algo en un plato que sea para mejorarlo, nunca para estropearlo.
Plato 1: Lomo bajo de angus irlandés madurado a la brasa.
- Casi todas las carnes a la brasa solo tienen dos cosas importantes, la calidad de la carne y el punto que desea el comensal. La calidad era buena, pero se pidió poco hecho y lo entregaron pasado. Al menos, a pesar de ello, estaba tierno. La guarnición toda fría.
Plato 2: Lomo de bacalao con patata trufada a la mostaza y ajo negro.
- Lomo de bacalao congelado que no descongelaron bien, ni prepararon bien. El centro estaba sin hacer todo apegotonado. Muy mal hecho. La patata trufada bien. Y el ajo negro lo habían caramelizado, estaba horrorosamente dulce. No se le puede dar a este engendro ni una sola estrella.
Postre : Surtido de postres.
- ¿Por dónde empezar? Si por un lado malo por el otro peor. Empezaremos que le vamos a hacer. El flan muy cocido, estaba duro, parecía tierra y los frutos estaban todos en la parte superior (inferior al cocer). Helado de coco, duro y mal sabor. Una crema muy dulce de sabor indefinido, que no logramos descifrar. Un pudin de queso muy fuerte que no pegaba para nada con el resto de cosas dulces. Y una barrita de chocolate con la que podías romper un cristal o una muela que es peor. Menos mal que lo acompañamos con un Pedro Ximenez con lo que disfrazamos el horroroso postre.
Café.
Local: Agradable. Decoración un poco barroca, casi churriguera. Pero todo con encanto. Las sillas muy cómodas. Las mesas amplias y bien vestidas. Muy cuidado hasta el cuarto de aseo. Es, sin duda, lo más destacable de nuestra experiencia.
Presentación: Platos muy ostentosos. Quizás el del postre el más simple.
Atención: Muy buena. Agradables en todo momento. No molestan innecesariamente y servicio rápido. El super tirón de orejas, desde luego, es para la cocina. En primer lugar para el cocinero: Por prepararlo todo mal. Y en segundo lugar para el jefe de cocina: Que además de haber diseñado los platos, la preparación y la decoración, lo hizo todo mal . Y mucho peor aún por dejar salir los plato sin comprobar como van, es impresentable sacar un bacalao sin hacer y una carne muy distinta al punto pedido.
Precio/calidad: Muy mal. Precio muy excesivo para tan mala comida. O se está pagando por la decoración.
Puntuación final: